domingo, 10 de octubre de 2010

EL FATÍDICO VIRUS DE LA DOBLE TILDE

Ddoommiinnggoo:: 
El otoño se va colando por cada ventana abierta, por casa boca que bosteza, por cada ojal sin botón, por los ombligos que pierden el moreno y los objetivos de los turistas. Tímido pero certero llega para quedarse. Tras un final de chicle lleno de sabor y sueños, el vendaval bofetada nos ha golpeado. Un portazo sin avisar que cambia de etapa y nos sitúa ante nuevas sensaciones, escenario, necesidades, deseos. El edredón abraza más fuerte, los paraguas danzan por las calles, la sopa de fideos hierve en la cocina, la lana promete ser nuestra segunda piel, los viajes recientes pasan a la caja de recuerdos. El virus del cambio, el virus de echar una llave y encontrar la nueva, el virus de la doble tilde, el virus de la bombilla que acompaña, el virus de la lágrima fácil, el virus de las arenas movedizas, el virus de las duchas calientes y los ibuprofenos, el virus de las botas de cuero y las bailarinas en el mismo paso de cebra, el virus de los despertadores y las zapatillas mullidas. Fall. Pero fall down. El otoño nos llora, nos queja, nos recoge, nos coge, nos despista, nos empuja, nos describe, nos etiqueta, nos baila, nos nosequea, nos jode, nos sonríe, nos confía una nueva hoja seca en blanco para escribir con una o con dos tildes lo que nos traiga.


2 comentarios:

esclavo_pirámide dijo...

Me ha gustado mucho, me ha dado una sensación un poco triste, el otoño tiene muchas cosas buenas...

Rejuvenece
Cultiva
Abre y cierra etapas
Nos vuelve a traer a nuestros amigos
Nos hace mirarnos hacia dentro

oligoqueto dijo...

Te diría que, textualmente, he acabado con más de un virus de la doble tilde... pero no sé donde quedaría dentro de la metáfora de tu escrito...

Saludos.