martes, 30 de septiembre de 2008

SONATA DE OTOÑO

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Saboreo una salchicha* recalentada y miles de trozos de lechuga con mucho aceto de Módena mientras huele a ropa limpia en casa. Cena de poco amor propio, por supuesto, con pantalla de portátil y sin mantel incluido. Me ha vuelto a dar la medianoche y no estoy entre almohadones amantes leyendo mi libro con los dientes frescos yerbabuena y las patas de gallo en proceso de hidratación nocturna. Pero por lo visto así son los lunes de otoño. Oigo los contenedores de basura que en la minicalle en la que vivo van vaciando sus tripas en la gran trituradora mientras yo me voy llenando al triturar precisamente mi cena basurilla.

*He de alegar en mi defensa que eran tan sólo 5 trocitos de salchicha. De las ricas, de las buenas, de las de carne de verdaZ.

Tras una etapa tranquila, mis patas –esta vez no me refiero a las de gallo, sino a las auténticas, a las mullidas-, aunque todavía cojas protagonistas de un accidente que desbordaba falta de glamour francés y exceso de whisky escocés, quieren puzzle movimiento de piezas de paseo, de baile, de encontronazos por la ciudad, de pie que sigue el ritmo de mi mp4 rallado. Y el fin de semana, que se había convertido en el momento de descanso y de calma bajo el sol, ahora está a medio camino con nuevas diapositivas de la ciudad por la noche. Cenas de atún rojo, cañas con hermanos que te hacen sentir mayor, reecuentros con personajes luna, copas poperas, brindis con amigos del alma, labios carmín y karaokes. “Y ahí lo lleva, señora”: patas en movimiento y noches de fin de semana nos llevan al mismo sitio, a una noche de lunes de otoño en casa.
No estoy cansada, pero el cuerpo me pica por dentro, es desazón espolvoreada en mil patitas de hormiga que juegan con mi piel…me veo en la obligación de jugar con las palabras para conseguir el tercer capítulo de este juego sin contar nada en particular pero llenar el papel luz blanca de impactos de tinta negra.

*Y en este punto, todo mi respeto a los escritores mientras me tomo dos ciruelas amarillas bien redondas para equilibrar.

Quiero contaros algo, alguna idea personal que me haya rondado últimamente al balcón, y sólo doy con una reflexión estúpida fruto de mis últimas salidas nocturnas: ¿quién hará los videoclips de los karaokes? ¿Por qué cuando cantas Un velero llamado Libertad, aparecen unas esfinges egipcias de fondo? ¿Por qué siempre hay un lisiado? ¿Por qué tu canción no sale nunca si la gorda de la camiseta de leopardo ya se ha cantado todo el repertorio de Camela? ¿Por qué si no te conocen te ponen la versión corta del tema que has elegido? ¿Por qué siempre hay una monja, una embarazada y un médico en las pelis de aviones? ¿Por qué en otoño se componen sonatas? ¿Por qué en otoño? ¿ Se componen sonatas? ¿Por qué?

*Por cierto, me he debido descuidar estos días porque mi albornoz rojo de marquesa ha pasado la noche en la lavadora. Me voy a dormir mientras se seca, a ver si el otoño deja caer por aquí más sonatas.

viernes, 19 de septiembre de 2008

LA VOZ AL OTRO LADO

juevesdieciochodeseptiembrededosmilocho.madrid.veinteyveinte


Me colgaban las patitas rematadas todavía por unas sandalias planas que se despedían del buen tiempo. Estaba sentada en una tapia del centro financiero de la ciudad. Una especie de sentirse en NYC en el norte de Madriz. Me había convertido en un personaje de dentro de la escena al quitarme la gabardina de observadora común de paso por la zona. Los edificios me miraban desde arriba haciéndome sentir pequeña, un saberse minúsculo con corazón urbano que late al ritmo del jazz y canta estar en su sitio.
Hablaba a través de mi nuevo dispositivo que rellenaba al completo la concavidad de mi mano con su superficie suave, creando una nueva palma de piel pantalla que acariciaba mi oreja atenta. Al otro lado, mi abuela. Ese gran ser que por fin ha descubierto que puede volver a disfrutar de la vida como humano individual bípedo. En un ataque de libertad y de verdades de almafenómeno que sólo mi abuela tiene, soltaba con tono de megáfono de esquina de Hyde Park sus conclusiones sobre el amor, la evolución de la mujer y sobre la mismísima vitalidad de la propia vida.
No quería respuestas, no las esperaba. Sólo quería lanzar su visión en forma de voz imparable. Y yo, al otro lado, inmóvil, con la oreja como centrodeoperaciones de mi alma, cerebro, ojos; la escuchaba abstraída del ruido. El mensaje flecha me llenaba de fuerza y me debilitaba retorciéndome al mismo tiempo.
Mis telescopios miopes se dirigían hasta el cielo en su fase atardecer salmón ahumado en fuente de plata y percibían como pequeñas nebulosas redondas las luces a través de cada ventana de las torres torcidas. Bolitas blancas que flotaban formando una pequeña Vía Láctea que sólo yo podía descubrir.
Lágrima. Nebulosa. Trozo de salmón. La voz al otro lado ajena a mi escena concluía: “Cocinar es amar. La vida es puro amor”. LAVIDAesPUROAMOR. PURO. AMOR.

Era mi cumple. Y aquel mensaje, el mejor regalo que mi abuela me entregaba sin saberlo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

MODO DE EMPLEO: Aplicar dos veces al día sobre las zonas afectadas

martesnuevedeseptiembrededosmilocho.madrid.catorcetreintayseis

Dios, he caído en la trampa. Empiezo a maquinar el plan a punto de salir de la ducha y enfundarme en mi mullido albornoz rojo que tanta gracia hace a mi amigo José, “pareces una marquesa”, y yo lo veo tan normal……..siempre ahí colgadito ofreciéndome su abrazo y protección, bueno, eso cuando no me descuido y mi compañera se lo lleva de visita cultural a la lavadora, “le tocaba, le tocaba, se defiende”. En el fondo se lo agradezco, pero salir empapada y que tus ojos y tus manos le echen de menos, es sobre todo una disgusto para mis pezones que como torres de defensa se izan cual banderas y esperan una rápida reacción de mi cerebro recién lavado con gel cremoso de leche.
Total, que como decía, he llevado el plan a cabo y, me he sorprendido aplicándome un serum lipo-regulador Anti-cellulite de Vanity Series en un precioso bote dorado sobre mis caderas, muslos y vientre sagrado con una mano, mientras con la otra disfrutaba, con ese ritmo imparable que todos hemos sentido alguna vez, de unas patatas fritas bien grasientas. Qué imagen. Qué contradicción tan doméstica. Qué bueno disfrutar de una de las mejores cosas de la vida en tu boca, mientras además, te sientes bien porque sabes que te estás cuidando antes de llegar a los treinta……
Pensándolo bien es casi una acción de equilibrio perfecto. Ingiero grasa y me adelanto a que ella llegue de viaje de fin de curso a mis caderas y ya estoy dándole un concentrado multiactivo con efecto drenante para que se asuste al llegar y busque un rumbo mejor.

MODO DE EMPLEO: Aplicar dos veces al día sobre las zonas afectadas

Y el caso es, que a principios de septiembre de manera cíclica, aunque con novedades y de forma diferente siempre, tengo varias zonas afectadas: el pelo que echa de menos el sol, el mar y que no lo desenrede; el corazón que no sabe ya quién es quién y no entiende porqué cuando mejor se siente se ve obligado a deshacerse de ese sofá en el que tan cómodo se sentía………..Seguiré prestando atención a mis zonas afectadas y a los posibles serums para decirles, “vamos, zonas afectadas, pa´lante, siempre pa´lante”.

El cielo está gris. Me pondré un vestido para decirle adiós al verano. Todo está tranquilo ahí fuera.